Paseo con dinosaurios
Una noche de verano
con mi lindo dinosaurio
salí a pasear de la mano
por las calles de mi barrio...
Pues aunque es un animal
prehistórico y gigante,
es manso de un modo tal,
que no queda elegante.
Cómo será que esa noche,
por un semáforo viejo
atascó a todos los coches,
temblando como un conejo.
Parece que se espantó
al ver el cambio de luces.
por un monstruo lo tomó
y al suelo cayó de bruces.
Los coches con sus bocinas
atronaban enojados.
Ocupaba cuatro esquinas
pues mi dino desmayado.
Yo muy nervioso corrí
a casa del boticario,
su botica revolví
hasta hallar su diccionario.
Hecho con piedra y grafito:
un antiguo diccionario
allí aprendí ligerito,
el idioma dinosaurio.
Entonces volví y hablé,
en la oreja de mi dino.
la gente decía ¿¿Qué??
¡¡No va a entender ni un pepino!!
Pero insistí con cariño,
hablándole dulcemente...
Él es tierno como un niño...
¡¡Qué sabe de eso la gente!!
"Son luces-dije-con brillo
y no un monstruo de tres ojos:
uno verde, otro amarillo
y el tercero color rojo..."
Al escuchar mis gruñidos
mi dinosaurio entendió
y, en amoroso bufido,
por el aire me elevó.